PARAJES
SAGRADOS
EL
APU CAMPANA
Por Víctor Corcuera Cueva
Con el tiempo el hombre
llegaría a los Andes, un espacio mágico que se convertiría en la fuente de
mitos, ritos y canticos. Con el pasar de los siglos el hombre andino se agruparía
con otros y darían origen a la civilización, con la enseñanza de la madre
tierra desarrollarían la pesca, gracias al cultivo del algodón. La madre araña
le enseñaría a tejer las redes de la evolución y revolucionaria su economía con
la pesca de los frutos del mar. Y en el momento que se sintió libre y poderoso,
humildemente recordó sus orígenes, de donde él venia; evocó a sus ancestros.
Los hijos de los
dioses en el Valle Moche: los Apus, son el testimonio prístino y ancestral de
nuestros orígenes, de nuestro despertar.
El Apu Campana es la memoria telúrica de la línea cultural del
Valle Moche. Quien ha caminado y peregrinado a esta montaña, se ha encontrado consigo mismo. El zorro y el águila les han sido los mejores guías
para encontrarse con su esencia. La serpiente y el búho los han observado y los
han alejado del camino largo. Mientras que el puma, cauto y raudo, aguarda,
paciente, al hijo predilecto. Nuestros ancestros
consideraron sagrado al Apu Campana, pues esta montaña les dio todo lo que
ellos necesitaban y en tiempos muy lejanos, cuando la tierra se hundió y el mar
se acerco a galope, se convertiría en el hábitat salvador. ¿Qué dificultades habrán
tenido que experimentar nuestros ancestros para que sacrifiquen a sus hijos? La
angustia y la tristeza fueron tan dolorosas que escogieron al Apu campana como
espacio intemporal para su ejecución. Sobre su calurosa piel trazaron figuras como único medio de comunicación con el cosmos y pintaron sus cuevas con la
sangre de las rocas. Este paraje sagrado les enseño que no había pobres ni
ricos, que todos eran iguales y les dio de beber a cada uno la alquimia del amor
en la copa de la paz.
Hermanos y hermanas
que algún día peregrinen en el Apu Campana y sus Lomas, al final del viaje comprenderán
que lo que único que descubrirán es su
esencia, su camino interno. Aquel que diga que descubrió algo -que no sea así
mismo- cometerá la misma falacia de que América
fue descubierta por Europa.
Bienvenidos son al ancestro de mis ancestros, el Apu Campana.
El Nomáda.
Caminante, cuando sientas que tus
cabellos bailan con la brisa del mar y que la sed te embriaga, recuerda de no
dejar nada que no sea originario de este Paraje Sagrado. Respeta a las rocas y
al microcosmos que emerge del granito volcánico. Recuerda que nuestros hermanos menores te observan, ellos quieren confiar una vez más en
el hombre, no los defraudes, no te defraudes. Respeta los cactus, respeta a los
insectos. ¡Respétate! Si estas allá, es por una razón, eres
afortunado de haber tocado la arena de la gran Montaña, comprenderás porque se la considera sagrada y porque deseamos conservarla para las futuras generaciones
Bienvenidos son al ancestro de mis ancestros, el Apu Campana.
El Nomáda.
Vídeo: http://youtu.be/PJeK93hMsJ8
Trujillo, el 20 de junio del 2012.
Texto y fotografía: Víctor Corcuera Cueva.
Arquitectura del paisaje
Hacia el mundo de los ancestros
Y lo más maravilloso es que cada
desierto guarda un oasis.
El ancestro de los nómadas.
Y el fuego marcaria el inicio de lo
que ahora somos.
La medicina natural, a pesar de todo,
continua.
Arte primario, sobre la piel del
ancestro.
El arquitecto del pasado ha recreado imágenes
intemporales.
Hace 2000 mil años fueron motivo de inspiración
en los artistas moches.
Los
Moche recrearon en su cerámica lo que el Apu les inspiraba.
Abrigo rocoso que emerge de las
entrañas del ancestro.
Los abuelos, no solo son rocas.
Y las wankas, eternos guardianes
flanquean el acceso al felino.
Seres totémicos que dan vida a mitos y
personajes legendarios.
Figuras orientadas a los ancestros de
los ancestros: el cosmos.
Ver también: La Quebrada Santo Domingo.